martes, 14 de agosto de 2018
sábado, 7 de abril de 2018
VOLVER A EMPEZAR
Es completamente normal sentir miedo al comenzar un nuevo capítulo en nuestra vida (amor, trabajo, estudios o proyectos), ese miedo está clavado en nuestro instinto desde el origen de nuestra especie y es un mecanismo de defensa que nos salva de hacernos daño físicamente. Pero si es algo complejo, como ante un nuevo proyecto o una nueva relación de pareja, el miedo encuentra su razón, principalmente, en un temor a fracasar, a ser juzgado, a perderlo "todo", a salir lastimado emocionalmente.
Si lo miramos desde otra perspectiva: hay cientos de personas en el mundo paralizadas por sus miedos, esperando a que llegue una fuerza sobrenatural que los saque de donde están para ser o comenzar a hacer lo que siempre desearon. Y generalmente así ocurre, un evento, un desastre, una tragedia familiar los sacude y los orilla a emprender de nuevo el camino.
Lo primero que hay que saber es que aquellos que nos juzgan más duramente son los que nunca se atrevieron a moverse de su zona de confort, los que se quedaron ahí donde todo es cálido, conocido y seguro. La diferencia entre alguien que te dice la verdad y alguien que te juzga cuando fallas, es que las palabras del segundo vienen de la frustración, no del aprecio o la solidaridad. No hay que temer empezar algo nuevo si lo que se teme es el juicio de los demás, porque corremos el riesgo de convertirnos en aquellos que nos juzgan.
Siempre que tengamos un nuevo camino delante de nosotros, debemos considerar lo siguiente:
Hay quienes tienen miedo de la aventura porque siente que va a pasarla fatal, pero si no ha hecho preparativos ni ha trazado un plan, es seguro que lo pasará tan mal como un montañista en el Himalaya vestido con jeans. Suena extraño cuando lo aplicamos lo de hacer un plan en nuestras relaciones de pareja, por ejemplo, pero creo que también funciona. Si no sabemos a dónde vamos con una persona, si no hemos trabajado con nosotros mismos para volver a involucrarnos, es normal que en el camino hallemos sufrimiento y confusión. Pero si tenemos claro a donde queremos ir, habrá menos oportunidad para el drama y más lugar para las soluciones.
El Azar no es garantía en la vida
Estar preparado, para lo que venga
Hay que confiar en la vida, sí, pero siempre hay que llevar paracaídas de emergencia: plan A, B, C, D, los que hagan falta. Imaginemos que nuestro objetivo es el punto X, pero el camino que originalmente habíamos trazado, lo encontramos lleno de obstáculos. Hay que recurrir al plan B, que es solo una ruta alterna para llegar al mismo objetivo. Y si no funciona, entonces hay que agotar las alternativas. Si nada funciona, quizás haya que replantear el objetivo, pero lo que nunca debe agotarse en un nuevo emprendimiento, es la creatividad.
Nunca están demás los refuerzos
Ningún trapecista se lanza al aire sin red o sin arnés. ¿Por qué habríamos de hacerlo nosotros? Comenzar algo nuevo implica tender esa red de contención que hemos tejido durante toda nuestra vida: amigos, familia, socios, colegas, etc. No hay que dudar en compartirles los pormenores del nuevo proyecto, lo más seguro es que se conviertan en nuestros cómplices y hasta ofrezcan su ayuda. Aunque sea una aventura que tenemos que hacer por nosotros mismos, no estamos solos.
Debemos tener presente también que la acción vence el miedo... Por lo cual debes recordar siempre lo siguiente:
Limita el caos y lograrás establecer prioridades
El que una nueva experiencia nos depare sorpresas no quiere decir que nos dejaremos llevar como veletas. Hay asuntos que nos son prioritarios, como el agua para los viajeros del desierto o el calor para los esquimales. Quienes no establecen sus prioridades, generalmente se dan muchos golpes para empezar a hallar algunas certezas. Hay que saber qué es básico e indispensable para sobrevivir emocionalmente, esos son los cimientos de cualquier nuevo camino. Si los trabajamos día a día, lo demás se construirá con mayor facilidad y solidez.
domingo, 25 de marzo de 2018
jueves, 28 de septiembre de 2017
miércoles, 27 de septiembre de 2017
lunes, 6 de febrero de 2017
sábado, 28 de enero de 2017
Las 4 leyes del desapego
Es posible que la palabra “desapego” nos cause cierta sensación de frialdad e incluso de egoísmo emocional. Nada más lejos de la realidad. La palabra desapego, entendida dentro del contexto del crecimiento personal, supone un gran valor interior que todos deberíamos aprender a desarrollar.
Practicar el desapego no significa en absoluto desprendernos de todo aquello que nos es importante, rompiendo vínculos afectivos o relaciones personales con quienes forman parte de nuestro circulo personal.
La liberación emocional es darnos la opción de vivir con más honestidad de acuerdo a nuestras necesidades, ofreciéndonos a su vez la opción a crecer, de avanzar con conocimiento de causa. Sin dañar a nadie, sin que nadie nos ponga tampoco su cerco camuflado con las cadenas del amor pasional, filial o incluso materno.
Primera ley: eres responsable de ti mismo.
Nadie va a retirar cada piedra que te encuentres en tu camino, al igual que nadie va a respirar por ti ni se va a ofrecer como voluntario para cargar tus penas o sentir tus dolores.Tú mismo eres artífice de tu propia existencia y de cada paso que das.
Así pues, la primera ley que debes tener en cuenta para practicar el desapego, es tomar conciencia de que eres pleno responsable de ti mismo.
-No pongas en el bolsillo de los demás tu propia felicidad. No concibas la idea de que para ser feliz en esta vida, es esencial encontrar una pareja que te ame, o tener siempre el reconocimiento de tu familia.
–Si el barómetro de tu satisfacción y felicidad está en lo que los demás te aportan, no conseguirás más que sufrimiento. ¿La razón? Pocas veces lograrán cubrir todas tus necesidades.
-Cultiva tu propia felicidad, siéntete responsable, maduro, toma conciencia de tus decisiones y de sus consecuencias, elige por ti mismo y no dejes nunca que tu bienestar, dependa siempre de corazones ajenos.
Segunda ley: vive el presente, acepta, asume la realidad
En esta vida, nada es eterno, nada permanece, todo fluye y retoma su camino tejiendo ese orden natural que tanto nos cuesta asumir a veces. Las personas estamos casi siempre centradas en todo aquello que ocurrió en el pasado y que, de algún modo, se convierte ahora en una dura carga que altera nuestro presente.
Esas desavenencias familiares, ese trauma, esa pérdida, ese fracaso sentimental o esa frustración no superada. Todo ello son anclas que nos aferran, que ponen cadenas en nuestros pies y anzuelos en nuestra alma.
Tercera ley: promueve tu libertad y permite ser libres también a los demás
No obstante, ello no impide que podamos establecer vínculos afectivos con otras personas, porque también ello forma parte de nuestro crecimiento personal. Saber amar y saber recibir amor.
No obstante, el desapego implica que nunca debes hacerte responsable de la vida de los otros, al igual que los demás, no deben tampoco imponerte sus principios, sus ataduras o cadenas personales para aferrarte a ellos. Es aquí donde empieza el auténtico problema y los sufrimientos.
Los apegos intensos nunca son saludables, pensemos por ejemplo en esos padres obsesivos que se exceden en la protección de sus hijos y que les impiden poder madurar, poder avanzar con seguridad para explorar el mundo.
La necesidad de “despegarse” es vital en estos casos, ahí donde cada uno debe salir de los límites de la certidumbre para aprender de lo imprevisto, de lo desconocido.
Cuarta ley: asume que las pérdidas van a sucederse tarde o temprano.
Volvemos de nuevo a la misma idea: aceptar que, en esta vida, nada puede contenerse eternamente. La vida, las relaciones, e incluso las cosas materiales, terminan desvaneciéndose como el humo que se escapa de una ventana abierta o el agua fresca que resbala por nuestros dedos.
Las personas se irán, los niños crecerán, algunos amigos dejarán de serlo y algunos amores se irán del calor de tu mano… Todo ello forma parte del desapego, y como tal, hemos de aprender a asumirlo para afrontarlo con mayor integridad. Con mayor fuerza. Pero lo que nunca va a cambiar, es tu capacidad de querer. Y debes empezar siempre por ti mismo.
domingo, 22 de enero de 2017
10 COSAS QUE PUEDEN DARLE MAS PROBABILIDADES DE EXITO A TU RELACION
1. Escógele porque quieres estar con él o ella 💓
martes, 27 de septiembre de 2016
OS/102016 Andromeda
viernes, 9 de septiembre de 2016
Y así soy
No soy de demostrar sentimientos, pero estoy llena de ellos. Sufro en silencio, amo con miradas y hablo por sonrisas.